La tecnología en el sector público optimiza tareas y facilita el acceso a servicios en diferentes áreas. ¿Qué hay en la base? La automatización de procesos, que ofrece al ciudadano una mejor experiencia de servicio, claridad sobre las acciones públicas y relacionamiento con el gobierno, independientemente del ámbito, favoreciendo una gestión participativa y transparente. Sin embargo, este proceso va más allá de la simple adopción de herramientas: requiere la integración de sistemas y la consolidación de una infraestructura que garantice el flujo seguro e inteligente de datos. La tarea no es sencilla. Por un lado, vemos avances como la plataforma Gov.br, que ya conecta a millones de brasileños a servicios digitales, y la digitalización de la Justicia, que modernizó procesos y redujo barreras. Por otro lado, muchos municipios aún enfrentan sistemas fragmentados y falta de estrategias claras, lo que limita la aplicación de la tecnología. Entender estos contrastes es el primer paso para trascender los impactos operativos y transformar la relación entre gobiernos y ciudadanos, conectando necesidades reales con soluciones eficientes y accesibles. El papel de la tecnología en el sector público La tecnología está redefiniendo la relación entre gobiernos y ciudadanos, transformando los servicios públicos en experiencias más accesibles y alineadas con las expectativas de la sociedad. Discutir esta transformación es esencial para entender cómo la innovación impacta la calidad de vida de las personas y fortalece la confianza en las instituciones. En el grupo SoftplanSeguimos de cerca la revolución tecnológica en el sector público brasileño. La experiencia acumulada durante más de tres décadas nos permite afirmar que la digitalización es más que una alternativa de futuro, sino la base de un nuevo modelo de gestión pública.
Un ejemplo de ello es nuestro Sistema de Automatización de Justicia (SAJ), implementado en el Tribunal de Justicia de São Paulo (TJSP) en 2013. Entre las cifras, la duración media de un proceso judicial cayó un 24% entre 2015 y 2022. En el mismo periodo, la tasa de respuesta a los casos en etapa de información aumentó un 28,5%, en comparación con el promedio de 2010 a 2014. Consulte otros números en este artículo publicado en CNJ Magazine. Servicios que antes dependían de estructuras lentas y burocráticas ahora se pueden llevar a cabo con rapidez, ahorrando tiempo y recursos tanto a los ciudadanos como a los gestores.
La digitalización va más allá de la eficiencia operativa, ya que crea condiciones para que los gobiernos actúen de manera más estratégica, permitiendo identificar demandas con mayor precisión y asignar recursos de manera más inteligente.
Escenario actual: ejemplos de éxito y desafíos La tecnología ha transformado el sector público en maneras que antes parecían distantes. En Brasil, algunos ejemplos son indiscutibles.
La Estrategia Nacional de Gobierno Digital, actualizada en 2024, establece metas ambiciosas para posicionar al país como referente mundial en transformación digital en 2027. En la práctica, esta iniciativa busca ampliar la oferta de servicios digitales, aumentar la integración entre sistemas y promover una gestión pública más transparente y eficiente.
El impacto de este plan ya se puede ver en iniciativas como la plataforma Gov.br, que centralizó miles de servicios digitales y hoy atiende a más de 150 millones de brasileños.
Reconocida como la página de gobierno más visitada del mundo, según el sitio Similarweb, Gov.br representa un modelo de integración que puede inspirar otras iniciativas. Además de simplificar el acceso a los servicios públicos, Gov.br promueve la inclusión digital al reunir en un único entorno servicios que antes requerían interacciones presenciales o sistemas fragmentados.
Sin embargo, su implementación enfrentó desafíos importantes, como adaptar sistemas heredados, entrenar servidores y superar barreras culturales para garantizar la participación de los usuarios y los organismos públicos.
Gov.br es un gran paso adelante, pero plantea una pregunta importante: ¿estamos aprovechando todo el potencial que esta digitalización puede ofrecer?
Si miramos el escenario global, países como Estonia muestran cómo la tecnología puede transformar los servicios públicos en algo funcional y accesible. Allí prácticamente todo se puede resolver online, desde consultas médicas hasta altas de empresas.
El modelo se soporta en una infraestructura digital altamente integrada, basada en soluciones como la identidad digital única y la interoperabilidad entre sistemas, que garantizan agilidad y seguridad en los procesos.
En Brasil, adaptar prácticas exitosas de Estonia requiere considerar las diferencias económicas, sociales y culturales entre los estados. Además, es necesario considerar la diferencia de tamaño geográfico entre los países.
Después de todo, mientras Estonia tiene una población más pequeña y más homogénea, Brasil necesita lidiar con la desigualdad en el acceso a Internet y la diversidad regional.
Sin embargo, todavía se pueden adoptar algunas iniciativas, como la de una identidad digital única, que podría iniciarse en regiones con mayor infraestructura tecnológica y luego ampliarse a otras zonas. Este proceso, por supuesto, requeriría una implementación bien estructurada y realista. La interoperabilidad entre sistemas, otra característica destacada del modelo estonio, también es viable en Brasil, pero depende de inversiones en integración tecnológica y de planificación para unificar las plataformas existentes.
Softplan ha contribuido a esta transformación con soluciones como SAJ, utilizada en varios tribunales del país. Estas prácticas refuerzan el potencial de la tecnología para superar los desafíos regionales y sectoriales, promoviendo mayor eficiencia y accesibilidad en todo Brasil.
A pesar de algunos avances en la digitalización de los servicios públicos, aún quedan grandes desafíos por superar, especialmente en los municipios que carecen de estrategias digitales. La mayoría de las ciudades operan con sistemas fragmentados, como software aislado para nóminas, control de compras y gestión de impuestos. Estos sistemas, muchas veces desarrollados de forma independiente, no se comunican entre sí, lo que genera retrabajos, inconsistencias en los datos y retrasos en la toma de decisiones.
En los sistemas de salud, la fragmentación tecnológica es un desafío evidente. Un ejemplo es la historia clínica electrónica e-SUS AB, adoptada sólo por algunos municipios brasileños. Mientras que algunos utilizan sus propios sistemas, el resto todavía depende de formularios en papel, que deberán digitalizarse posteriormente.
La falta de integración obliga a los profesionales sanitarios a cambiar entre diferentes sistemas para registrar información sobre un mismo paciente, como citas, vacunaciones y pruebas, lo que aumenta el riesgo de tener datos incompletos y dificulta el análisis y la toma de decisiones estratégicas.
Esta realidad refleja una brecha entre el potencial de la tecnología y la experiencia que los ciudadanos sienten diariamente. Para superar este desafío, es esencial no sólo digitalizar, sino garantizar que los sistemas sean útiles en la práctica.
Este contraste entre lo ya conseguido y lo que aún queda por hacer nos lleva a una reflexión más profunda. ¿Qué impide un progreso más consistente? ¿Qué barreras aún debemos superar para que la tecnología alcance su verdadera capacidad de transformar los servicios públicos?
Los principales obstáculos a la digitalización en el sector público Existen diversos retos estructurales, culturales y de gestión que afectan directamente a la eficiencia y el impacto de las iniciativas digitales en este sector. Como se mencionó, uno de estos obstáculos es la fragmentación del sistema.
Según datos del Mapa de Gobierno Digital 2022, 78% de los municipios con más de 200 mil habitantes aún no cuentan con una estrategia digital estructurada, lo que deriva en tecnologías que no están integradas y terminan siendo subutilizadas. Muchos de estos municipios carecen también de infraestructura básica, como sistemas de control de nóminas y compras, lo que dificulta avanzar hacia soluciones más sofisticadas, con automatización e inteligencia artificial.
Otro factor que incide en la transformación digital es el factor humano: es necesario involucrar a los empleados y capacitarlos en el manejo de las herramientas, lo que no siempre es fácil. A diferencia del sector privado, donde incentivos como bonificaciones y promociones pueden acelerar el cambio, en el servicio público la motivación debe construirse con claridad de propósito y participación directa de los equipos.
En consecuencia, proyectos que podrían producir resultados significativos terminan limitados por la ausencia de equipos capacitados o por la resistencia cultural a los cambios tecnológicos.
Superar la resistencia cultural requiere crear estrategias que combinen buena comunicación y oportunidades de crecimiento y mejora en el sector público. Los programas de formación deben ir acompañados de iniciativas que demuestren el impacto de las nuevas tecnologías en el trabajo diario, mostrando cómo pueden reducir y facilitar las tareas repetitivas, además de mejorar la calidad del servicio. También es fundamental involucrar a los servidores en los procesos de planificación e implementación de nuevas herramientas. El intercambio de información y la colaboración entre sectores es importante para identificar tempranamente la resistencia y adaptar los proyectos a las necesidades reales de un sector. La seguridad de los datos y la privacidad también aparecen como obstáculos importantes, especialmente porque el servicio público absorbe mucha información sensible y la tecnología no siempre es capaz de evitar su exposición. Esta preocupación ya ha llevado a organismos como el Tribunal Federal de Cuentas a recomendar políticas de protección y gobernanza de datos más sólidas, especialmente en el contexto del avance de la inteligencia artificial.
Junto a estos factores, también está la cuestión de la financiación y la gestión de los recursos. Convertir la tecnología en realidad requiere inversión financiera, lo que todavía puede ser un gran obstáculo para muchos municipios y estados.
Si bien existen líneas de crédito e iniciativas federales para apoyar la digitalización, como las que pone a disposición el programa FINISA —Financiamiento de Infraestructura y Saneamiento—, no todos los gestores logran acceder a estos recursos de manera eficiente.
A menudo, falta planificación o incluso conocimientos técnicos para preparar proyectos y garantizar que los recursos se apliquen a herramientas que tendrán un impacto positivo significativo. Además, la gestión de los recursos tecnológicos en sí misma supone un desafío. La descentralización de iniciativas y la ausencia de una gobernanza clara resultan en desperdicio de recursos y en la adquisición de soluciones tecnológicas que no satisfacen las necesidades reales de los organismos públicos.
Tendencias y oportunidades para los gobiernos en los próximos años Si la planificación estratégica es la base para superar los desafíos, también sirve como punto de partida para identificar y explorar las oportunidades que surgen con la transformación digital en el sector público.
Brasil, con toda su diversidad y escala, tiene una ventana de oportunidad única para adoptar tecnologías y modelos que ya han demostrado ser eficaces en otros contextos, y al mismo tiempo adaptar estas innovaciones a sus propias necesidades. Destaco aquí algunas de las principales oportunidades para el sector público en los próximos años.
Ampliación del uso de la inteligencia artificial (IA) La inteligencia artificial, especialmente la inteligencia generativa, abre espacio para automatizar tareas repetitivas, mejorar el servicio al ciudadano y procesar grandes volúmenes de datos, como documentos judiciales o informes administrativos. Los proyectos piloto ya muestran cómo se puede aplicar la IA en áreas como la clasificación de procesos y los chatbots de lenguaje natural.
En el contexto brasileño, la implementación de IA puede beneficiarse de asociaciones público-privadas para el desarrollo de soluciones específicas. La IA se puede utilizar para monitorear datos en áreas como la salud, la educación y la seguridad pública, creando sistemas predictivos que anticipen demandas o identifiquen problemas antes de que se vuelvan críticos.
Un camino posible es invertir en la capacitación de los servidores públicos para operar estas herramientas y desarrollar habilidades para interpretar los resultados generados, asegurando que la tecnología esté alineada con los objetivos estratégicos de cada sector.
Inversiones en seguridad de la información Con la creciente digitalización, la protección de datos y la ciberseguridad se convierten en áreas prioritarias. La creación de equipos dedicados y la implementación de políticas eficientes de gobernanza de datos son oportunidades para mitigar riesgos y reforzar la confianza en el uso de la tecnología.
En Brasil, la aplicación de estrategias de seguridad implica la creación de centros de operaciones de seguridad (SOC) regionales que puedan monitorear y responder a incidentes en tiempo real. Además, es fundamental reforzar la legislación sobre protección de datos y capacitar a los servidores para abordar prácticas de seguridad digital.
Promoción del uso de datos públicos El análisis y uso estratégico de datos públicos ofrece el potencial de generar conocimientos que mejoren la toma de decisiones, optimicen recursos y creen nuevas oportunidades económicas. La transparencia y el acceso controlado a los datos también pueden estimular la innovación en el sector privado, en áreas como los seguros y el análisis de riesgos.
La integración de datos de salud pública, educación y seguridad permite mapear las zonas de mayor vulnerabilidad y priorizar las inversiones. Los municipios con recursos limitados pueden crear consorcios para compartir tecnologías y expertos en análisis de datos, reduciendo costos y ampliando el impacto.
Poner datos abiertos a disposición puede estimular la innovación en el sector privado, fomentando el desarrollo de soluciones que beneficien tanto al gobierno como a la sociedad.
Mejorar la experiencia del ciudadano Proyectos que integran servicios y reducen la burocracia, como Gov.br, demuestran cómo la tecnología puede impactar positivamente en la vida de los ciudadanos. La tendencia es que las iniciativas futuras se centren en servicios aún más personalizados y accesibles.
El siguiente paso en Brasil es aumentar la personalización de los servicios basados en datos de los ciudadanos, ofreciendo servicios más específicos y accesibles. Un sistema de salud digital integrado podría enviar alertas personalizadas sobre campañas de vacunación o citas médicas pendientes, mejorando la adherencia a los programas de salud pública.
La creación de aplicaciones móviles con funcionalidades adaptadas a las necesidades locales ayuda a ampliar el alcance de los servicios, especialmente en zonas rurales o con menor acceso a internet.
Sostenibilidad tecnológica La digitalización también trae oportunidades para reducir costos operativos e impactos ambientales, como ya ocurre con los procesos legales digitalizados.
Para expandir esta lógica a otros sectores, es necesario incentivar el uso de tecnologías verdes, como servidores de bajo consumo energético y soluciones basadas en la nube. Los proyectos que digitalizan archivos físicos, como registros de propiedad o historias clínicas, generan ahorros significativos a largo plazo y también reducen el desperdicio de recursos.
Además, promover la reutilización de equipos tecnológicos en buen estado, como computadoras y tabletas, en escuelas y centros comunitarios contribuye tanto a la sostenibilidad como a la inclusión digital.
Estrategias para planificar el uso de la tecnología en el sector público Superar los desafíos de la tecnología en el sector público requiere inevitablemente una planificación estratégica bien estructurada. Sin esto, la adopción de herramientas y sistemas corre el riesgo de limitarse a respuestas específicas a problemas inmediatos, sin promover transformaciones duraderas.
En el sector público la planificación debe pensarse de forma integrada y continua. Y para que esto suceda, inevitablemente necesitamos empezar por definir metas concretas, establecer objetivos que puedan ser monitoreados y medidos en el tiempo.
En el caso del programa Gov.br, por ejemplo, se definieron objetivos claros desde el principio: consolidar los canales digitales del gobierno, crear una identidad digital única para los ciudadanos y aumentar la oferta de servicios digitales. Estos objetivos simplificados garantizaron la concentración del equipo y la aceptación de diferentes agencias gubernamentales durante todo el proyecto.
En el contexto municipal esta práctica puede adaptarse. Los ayuntamientos y consorcios regionales deben definir indicadores que reflejen el impacto de acciones, como reducir las colas para citas presenciales o aumentar el número de trámites digitales.
Otro elemento esencial es la integración de sistemas y el uso de plataformas compartidas, que permiten un fácil acceso a los datos, promueven el ahorro de recursos y hacen más ágil la implementación.
Manos a la obra: planificación estratégica para el uso de la tecnología en el sector público El primer paso para planificar el uso de la tecnología en el sector público es realizar un diagnóstico detallado. Es necesario evaluar la infraestructura existente, como el hardware, qué software ya utiliza la entidad, analizar cómo se conectan con otros y aspectos más técnicos relacionados con la seguridad de los datos. También es necesario mapear los procesos administrativos para identificar cuellos de botella e ineficiencias. Escuchar a los funcionarios y a los ciudadanos nos ayuda a entender qué demandas realmente necesitan ser priorizadas.
Una vez realizado el diagnóstico, se puede iniciar la planificación con base en la información y los datos obtenidos. Definir objetivos claros, establecer metas y organizar una hoja de ruta que detalle los pasos del proyecto son los siguientes pasos. Organizar flujos de trabajo y responsabilidades evita retrasos y desperdicios. Además, se deben calcular plazos y presupuestos, considerando los costos, la necesidad de recursos humanos y los tiempos de ejecución. Para monitorear el progreso y corregir posibles desviaciones, es fundamental establecer indicadores de desempeño, como el aumento de procesos digitalizados o la reducción del tiempo de espera de los servicios. Estas métricas dependen del tipo de industria. Centrar la atención en acciones de sensibilización y utilización de nuevos recursos reduce errores y promueve la adopción eficiente de herramientas, contribuyendo al éxito de las iniciativas. El entrenamiento debe realizarse tantas veces como sea necesario. Para mantener la eficiencia operativa, es necesario considerar actualizaciones periódicas para mantenerse al día con los cambios tecnológicos y regulatorios. Los presupuestos asignados para apoyar y ampliar las soluciones son esenciales, así como las políticas que aseguren la continuidad de los proyectos, independientemente de los cambios en la gestión.
Innovar con propósito La transformación digital en el sector público debe estar guiada por objetivos tangibles, conectando la tecnología con las necesidades concretas de la sociedad. Cada avance debe estar alineado con la mejora de los servicios, la eficiencia administrativa y la satisfacción de las demandas reales.
Innovar con propósito significa estructurar soluciones que impacten directamente en la vida de los ciudadanos, promoviendo un acceso más fácil a los servicios y optimizando la gestión pública. La integración de sistemas, el análisis de datos y el uso de tecnologías seguras hacen que los gobiernos estén mejor preparados para tomar decisiones estratégicas.
Cuando se utiliza de forma planificada, la tecnología transforma la relación entre gobiernos y ciudadanos. Esto genera resultados como mayor transparencia, reducción de desigualdades y mejor uso de los recursos, con impactos positivos para la sociedad en su conjunto.